Nota de aplicación
Desde su llegada a América los españoles y portugueses se dieron cuenta de que el cazabe o fariña de yuca era el alimento más apropiado para llevar en viajes marítimos o terrestres de cierta duración (Cascudo, 1967, 1, 361). La cualidad de conservarse en buen estado durante largos períodos, su poco peso, y la capacidad de poderse mezclar con agua o mejorar de sabor con la adición de condimentos como el ají, o de poderse reducir a papilla, le aseguraron un puesto de primer orden como suministro. Algunos centros geográficos se especializaron en la producción de cazabe: por ejemplo, la isla Mona de Puerto Rico, de donde se abastecía inicialmente la isla de Cubagua en la época de la explotación perlera (Otte, 1977, 293). De Santo Domingo y Jamaica procedía, en un principio, el avío de cazabe para la colonización del golfo de Urabá y el Darién, y aun de Santa Marta y Cartagena, así como Coro y Borburata en la costa venezolana. El maíz tostado y la harina de maíz le disputan al cazabe el primer lugar. Con él se aprovisionó Juan de Vadillo para su expedición desde Cartagena hasta el valle del Cauca, en 1537-1538 (Castellanos, 1955, III, 132). "Llevarán [los soldados en las expediciones] harina de maíz tostado lo más que pudiere, porque es el perfecto matalotaje para hacer sus mazamorras, que es lo que más sustenta y hace menos balume" (Vargas Machuca, 1892, 1, 156).
Referencias bibliográficas
Ubicación jerarquica
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