Nota de aplicación
La Cultura Nasca se desarrolló en los valles y la costa del sur de Perú, incluyendo Pisco, Ica, Cañete, Acarí y, especialmente, el mismo valle de Nazca. Esta zona es un desierto costero cruzado por angostos valles fértiles. Esta cultura desciende directamente de Parakas, ocupando más o menos el mismo territorio. A través de esta última, Nasca heredó la rica tradición de Chavín. Posteriormente, este desarrollo cultural, sería una importante influencia para la cultura Wari, uno de los imperios más extensos del área andina. La expresión artística más conocida de los Nasca son los geoglifos, enormes dibujos trazados sobre el altiplano que se encuentra al norte del asentamiento de Cawachi. Allí están representadas figuras antropomorfas, zoomorfas y fitomorfas, junto a líneas rectas de varios kilómetros de largo, todas realizadas con una precisión que aún asombra. No se conoce el verdadero significado de estas figuras, la mayor parte de las cuales pueden ser apreciadas mejor desde el aire. Una de las principales hipótesis propone que el lugar fue un observatorio astronómico, mientras que otra postula que pudo ser un gran centro ceremonial. La alfarería, por su parte, destaca por la calidad de las vasijas, las complejas representaciones que se pintaron en sus superficies y, especialmente, por la policromía de dichos motivos, con piezas que tienen hasta seis o siete colores. La forma más típica de las vasijas es la botella asa-puente con dos vertederos, sobre las cuales se representaron elementos de la vida cotidiana, tales como de flores, frutos, aves, animales e insectos, como también personajes mitológicos o que combinan atributos humanos y animales.
Referencias bibliográficas
Ubicación jerarquica
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