Nota de aplicación
Dentro del patrimonio andino –tanto material como inmaterial-se ha señalado que todo simbolismo rescatado desde la prehistoria es, en primer lugar, un simbolismo religioso (Salazar, 1998) Desde este punto de vista se puede concebir a un símbolo religioso en el arte como la representación sintética y polisémica de ciertas ideas, mediante determinadas convenciones visuales, las cuales se tornan altamente significativas dentro de determinado grupo humano; esto último, en virtud a la trascendencia, consciente o inconsciente, que los miembros de dicho grupo humano le atribuyen a tales convenciones visuales. De esta forma, es válido señalar que los símbolos religiosos son “modos de representación de lo sagrado que concuerdan con el pensamiento y la sensibilidad de los hombres de una cultura dada” (Meslin, 1990: 356). Un símbolo es , por tanto, polisémico, convencional, abstracto, no constituye codificación directa como el símbolo, es sintético con más de un significado posible, susceptible y necesario de aprehender desde la perspectiva emocional e intuitiva, portador de fuerzas sicológicas y sociales que se revelan dentro de una cultura. Las imágenes son recipientes idóneos para encarnar a los símbolos y son éstos el objeto a través del cual se penetra al universo simbólico de los Andes prehispánicos.
Referencias bibliográficas
Ubicación jerarquica
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